Recuerdo la primera vez que vi esta instalación en NYC. Es una de esas obras que te recuerdan el por qué del arte. Que le dan significado a todo este mundo artístico.
La instalación se llama Atrabiliarios (1992-93), es de la artista colombiana Doris Salcedo. Es una obra que rememora las víctimas de una época violenta, con una sensibilidad poética.
La artista se define a sí misma como una ‘testigo secundaria’ de una guerra civil que dejó a miles de víctimas en su país.
Salcedo utiliza zapatos, algunos solos y otros en pares, que pertenecían a personas desaparecidas o víctimas del conflicto, la mayoría de ellas mujeres. Los introduce en unos nichos en la pared y los cubre con una fibra animal.
Esta fibra está ‘cocida’ a la pared con una puntada irregular, bastante tosca. Con esto, pretende crear un sentimiento de reparación y curación, pero a la vez que se note el daño, la herida, la cicatriz.
Vistos detrás de esta membrana, los zapatos parecen fotos antiguas o reliquias. Con ellos, Doris simboliza los trazos de los ausentes.
En algún artículo acerca de esta obra leí la descripción perfecta para ella, esto es: EL ARTE COMO CICATRIZ.
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